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La historia de Lucía, una profesora que actúa

Hola, soy Lucía y soy docente de una unidad educativa en San Miguel de los Bancos. Hace unos meses conocí a Consuelo. Ella es una niña de 10 años de edad que estudia en la institución educativa en la que trabajo. Le gusta jugar fútbol y también saltar la cuerda con su hermana mayor y hermano menor.
Consuelo jugando futbol con hermano mientras su hermana salta cuerda
Vivimos cerca la una de la otra, y nos vemos seguido en el barrio; siempre la veo sonreír y jugar, pero un día noté que algo cambió en ella, de un momento a otro la vi triste, casi no saludaba cuando nos encontrábamos en la tienda. Me preocupé, quise hablar con ella en varias ocasiones, pero la sentía avergonzada. En un inicio pensé que quizás peleó con una de sus amigas, o con su hermana o hermano. Busqué explicaciones, pero su tristeza fue recurrente. Por la tarde de ese mismo día logré coincidir en la tienda con Consuelo y esta vez me contó que estaba asustada, que sentía culpa porque en casa las peleas no paraban desde que ella contó a su mamá y papá, que su tío la había tocado y forzado a hacer cosas que ella no quería. Su mamá le creyó, su papá no. Aún no había denuncia.
Consuelo llorando y conversando con Lucía

Me despedí de Consuelo esa tarde, pero no podía dejarla expuesta a esa situación. Lo primero siempre es creer en nuestras niñas y niños, así que al día siguiente comuniqué al Departamento de Consejería Estudiantil-DECE lo que ocurría -hay protocolos de actuación y debemos aplicarlos de inmediato- y denuncié en la Fiscalía. El DECE empezó el acompañamiento a Consuelo y su familia, hizo el informe sobre la situación de violencia y puso al tanto a las autoridades de la institución mientras la denuncia en Fiscalía seguía su camino.

El caso de Consuelo aún sigue en juicio, pero ella al sentir que le creyeron y que intervinieron las autoridades se sintió segura. Además, en la institución hemos hecho un trabajo de acompañamiento entre docentes y autoridades para que la vida de Consuelo pueda ser reparada.

Lucía acompañando a Consuelo en la escuela
  • Qué hacer

¿Qué hacer si conoces un caso de violencia sexual?

Aquí te damos tres claves para acompañar si conoces a alguien que esté viviendo una situación de violencia sexual.
ESCUCHA lo que te cuente tu estudiante o la persona que está viviendo violencia. No la juzgues ni culpes. La violencia es algo naturalizado en nuestra sociedad y se suele culpar a la víctima. El primer paso es creerle porque puede ser que seas la primera persona a la que le confía su historia y esa podría ser una oportunidad para que deje de vivir violencia.
INFORMA a una persona de confianza o a la autoridad competente. El silencio no es una opción.
OBSERVA porque es nuestra responsabilidad, como personas adultas el cuidar de niñas y niños. Si identificas algún cambio de actitud o alguna señal de alerta acude las instancias para realizar la denuncia.

NOTA: siempre puedes contar con la Red intergeneracional de tu escuela/cantón y pedir para el proceso de vigilancia y exigibilidad para la respuesta de los servicios de protección. Y, si deseas participar de acciones para enfrentar la violencia sexual en tu escuela o colegio puedes también sumarte a la Red y participar activamente para trabajar en prevención y respuesta a la violencia sexual en las instituciones educativas.
  • Decálogo de la protección integral

1.

No revictimizar a la niña, niño o adolescente con preguntas y solicitudes reiteradas en los detalles en relación con el hecho de violencia.

2.

No culpabilizar.

3.

Reforzar el deber de la denuncia con el fin de romper con el “espíritu de cuerpo”.

4.

Brindar protección a la persona denunciante.

5.

Garantizar la confidencialidad a lo largo del proceso.

6.

Velar por la integridad física y psicológica de niños, niñas, adolescentes víctimas de violencia y de sus personas de confianza.

7.

Asegurar la no repetición de un presunto hecho de violencia.

8.

No emitir juicios de valor sobre la víctima o la situación de violencia.

9.

No emitir actitudes discriminatorias.

10.

Tener en cuenta la opinión del niño, niña o adolescente respecto a lo que desea hacer frente a la situación de violencia que le está afectando.

    ¿Cómo reconocer si alguna niña o niño está siendo víctima de Violación?

    Signos o indicadores físicos evidentes

    • Marcas en el cuerpo (heridas, moretones, mordeduras, quemaduras, entre otros), irritación en boca, extremidades o dedos (fuera del cuadro clínico).
    • Lesiones, fracturas o esguinces sin explicación coherente, o que no concuerden con la causa alegada.
    • Problemas de salud frecuentes, como dolores abdominales, enuresis o encopresis.

    Signos o indicadores de comportamiento

    • Somatizaciones (dolores de cabeza, mareos, desmayos, taquicardia, sensación de ahogo o vómito, entre otras manifestaciones). 
    • Trastornos alimenticios.
    • Trastornos del sueño (pesadillas, terror nocturno o insomnio).
    • Cambios bruscos de comportamiento (agresividad, retraimiento, sumisión, pasividad, hiperactividad, depresión).
    • Sentimientos de culpa frente a acciones o inacciones.
    • Fantaseo con detalles excesivos (por ejemplo, que lo rescaten, cambiar de familia o que desaparezca alguna autoridad).
    • Desgano, apatía, pasividad, silencio llamativo, aislamiento.
    • Tristeza permanente, depresión, llanto fácil.
    • Mentiras, tartamudeo.
    • Uso de vestimenta inadecuada para el clima (para ocultar las lesiones).
    • Hiperactividad, nerviosismo, mutismo selectivo.
    • Actitudes y vocabulario hipersexualizados o romantización de la violencia (especialmente en los casos de estupro.

    Conductas que se pueden identificar en la institución educativa

    • Disminución del rendimiento académico, incumplimiento de tareas escolares y desinterés en el estudio.
    • Falta de concentración, distracción constante.
    • Conductas variables en clase.
    • Temor a permanecer en el establecimiento, miedo de ir a su casa.
    • Rehuir o negarse a hablar sobre su situación o la de su familia.
    • Visitas frecuentes al departamento médico o enfermería.
    • Cautela con respecto al contacto físico con personas adultas.
    • Conductas agresivas (hacia pares y/o personas adultas).
    • Comportamientos extremos o temerarios
    • Conflictos con la autoridad.
    • Recepción de regalos, prebendas o prerrogativas especiales sin causa justificada.

    Signos o indicadores físicos evidentes

    • Marcas en el cuerpo (heridas, moretones, mordeduras, quemaduras, entre otros), irritación en boca, extremidades o dedos (fuera del cuadro clínico)
    • Lesiones, fracturas o esguinces sin explicación coherente, o que no concuerden con la causa alegada
    • Problemas de salud frecuentes, como dolores abdominales, enuresis o encopresis

    Signos o indicadores de comportamiento

    • Somatizaciones (dolores de cabeza, mareos, desmayos, taquicardia, sensación de ahogo o vómito, entre otras manifestaciones) 
    • Trastornos alimenticios
    • Trastornos del sueño (pesadillas, terror nocturno o insomnio)
    • Cambios bruscos de comportamiento (agresividad, retraimiento, sumisión, pasividad, hiperactividad, depresión)
    • Sentimientos de culpa frente a acciones o inacciones
    • Fantaseo con detalles excesivos (por ejemplo, que lo rescaten, cambiar de familia o que desaparezca alguna autoridad)
    • Desgano, apatía, pasividad, silencio llamativo, aislamiento
    • Tristeza permanente, depresión, llanto fácil
    • Mentiras, tartamudeo
    • Uso de vestimenta inadecuada para el clima (para ocultar las lesiones)
    • Hiperactividad, nerviosismo, mutismo selectivo
    • Actitudes y vocabulario hipersexualizados o romantización de la violencia (especialmente en los casos de estupro.

    Conductas que se pueden identificar en la institución educativa

    • Disminución del rendimiento académico, incumplimiento de tareas escolares y desinterés en el estudio
    • Falta de concentración, distracción constante
    • Conductas variables en clase
    • Temor a permanecer en el establecimiento, miedo de ir a su casa
    • Rehuir o negarse a hablar sobre su situación o la de su familia
    • Visitas frecuentes al departamento médico o enfermería
    • Cautela con respecto al contacto físico con personas adultas
    • Conductas agresivas (hacia pares y/o personas adultas)
    • Comportamientos extremos o temerarios
    • Conflictos con la autoridad
    • Recepción de regalos, prebendas o prerrogativas especiales sin causa justificada

    Importante

    ¿Cómo denunciar?

    Revisa aquí la ruta de denuncia
    Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Phasellus sollicitudin neque consequat quam dapibus.

    ¡Recuerda!

    Nadie de la comunidad puede solicitar a la víctima que muestre signos o lesiones que no se puedan observar a simple vista. Si se presupone su existencia, debe contactarse con la Fiscalía inmediatamente, para que se realice el respectivo peritaje.

    ¡Ojo!

    Al interior de la institución educativa, el personal docente y quienes conforman los Departamentos de Consejería Estudiantil (DECE) tiene un rol fundamental para detectar si alguien está viviendo una situación de violencia, pues son quienes mayor tiempo comparten con las y los estudiantes y esto facilita que puedan identificar casos de violencia.