Movilidad Humana
¡En diversidad, juntxs nos cuidamos!

Soy Estefany y les quiero contar una historia que no es mía; es de Ariel, la chica nueva del colegio.
Llegó un día de muy lejos, de otro país. Se parecía a nosotros, pero también era distinta. Su forma de hablar y cómo le llamaba a ciertas cosas, eran diferentes. A nosotros nos daba risa, pero su rostro se apagaba cada vez que nos reíamos. Se ponía más triste y se alejaba.
Tal vez, extrañaba a su familia y su hogar. ¿Te imaginas tener que dejarlo todo un día e ir a un país donde no conoces a nadie, donde hasta la comida es diferente?, Si no tienes amigos, ¿con quién te diviertes?, ¿con quién compartes tus sueños y tus metas?, ¿a quién le cuentas sobre tus problemas?

Pensar todo eso me hizo decidir hablar con Ariel, pero cuando lo intenté ella ya no estaba. Solo hallé sus dibujos y me di cuenta de que algo pasaba.
Sabía que tenía que pedir ayuda, así que fui al DECE del colegio y hablé con la psicóloga. Esperaba que todo estuviera bien con Ariel.
Pasaron varios días sin que Ariel viniera a clases, hasta que al fin volvió. Fue un alivio que regresara al colegio. Ella me contó que había dejado de asistir porque un sujeto le estaba acosando al salir de clases. Al verla sola, intentó tocarla.
Ella se asustó mucho y no quiso regresar. Le contó a su mamá, pero ella tampoco sabía a quién pedir ayuda. Ambas están solas en esta ciudad y como no están regularizadas, tenían miedo de denunciar por temor a ser deportadas.
¡Qué bueno que la psicóloga fue hasta su casa y les explicó que las personas en movilidad humana, como ellas, tienen los mismos derechos que las demás a ser protegidas y a denunciar la violencia sexual. ¡En nuestro país cuidamos a todas las personas, no importa dónde hayan nacido! Es el deber del Estado, pero todas y todos colaboramos con eso. Ya sea en nuestro barrio, en nuestra escuela o colegio y hasta en el trabajo somos una red de apoyo comprometida para actuar y protegernos.
